martes, 6 de marzo de 2012

El sexo como metáfora del coaching

Hace un tiempo, una colega coach me inspiró con una metáfora: hacer coaching es como hacer el amor. A partir de esa idea, nace esta nueva entrada en mi blog.

Siempre que hacemos coaching con nuestros clientes, los coaches creamos un clima seguro y de confianza; un sitio de amor, donde el cliente se siente libre y confiado, pues se siente querido por su coach.

En ocasiones, en las sesiones de coaching jugamos, fantaseamos, probamos cosas con el cliente, exploramos nuevas sensaciones, emociones, sitios hasta entonces inexplorados por el coachee.

Proponemos al cliente distintas posturas o dejamos que sea él quien las proponga. Las exploramos juntos una a una, para que el cliente elija una y vea desde ahí que quiere hacer en adelante, a partir de crear/ imaginar nuevas opciones.

Otras veces, nos metemos en el barro hasta el fondo y luchamos en él, ya que provocamos al cliente sacándole de sus zonas cómodas. Le lanzamos el barro a la cara, para que vea cosas que hasta entonces no ha visto.

Hay momentos en que lloramos con el cliente, al llevarlo a sitios duros e incómodos, para que experimente y habite esos lugares, para luego salir de ellos.
También nos reímos y celebramos los momentos de clímax, nos recreamos en ellos, para aprender a disfrutarlos y reconocer todo lo bueno que hacemos.

También es cierto que hay sesiones en que se producen gatillazos y de eso también aprendemos cliente y coach.

En definitiva, las sesiones de coaching son sesiones de amor: hacer coaching es como hacer el amor y/o tener sexo con los coachees.

¿Qué os parece la metáfora?

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